miércoles, 21 de noviembre de 2007

Diane Arbus, fotógrafa de freak’s


De soltera Diane Nemerov (1923-1971), fotógrafa estadounidense nace en el seno de una adinerada familia judía de Nueva York. A los 14 años comienza su relación con Allan Arbus, con quién se casaría cumplido los 18 años. En los años cuarenta, los Arbus se dedicaron a la fotografía de moda.
Entre 1955 a 1957, Diane Arbus toma clases con la fotógrafa austriaca Lisette Model, ejerciendo una gran influencia en el camino que más tarde tomaría. En esta época se divorcia de Allan, independizándose en su trabajo. La década del sesenta fueron sus años más productivos.
En 1971, después de una larga depresión, Diane Arbus se suicida. Sus trabajos se publicaron en revistas y en el libro Diane Arbus (1972) y fueron expuestos en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA, 1965, 1967, la retrospectiva de 1972).
Influenciada por Model y la película Freaks ("La parada de los monstruos" o "Fenómenos") de Tod Browning, Diane Arbus eligió a personas marginales para sus fotografías: gemelos, neoyorquinos excéntricos, gente del mundo del circo, dementes y todo tipo de población marginal.



Los personajes miraban directamente a la cámara, lo que hace que el flash revele sus defectos. Su intención era producir en el espectador "temor y vergüenza". Pionera del flash de relleno (flash de día), la fotografía de Diane representa lo normal como monstruoso, provoca que la gente presuntamente normal aparezca como anormal. Rompe la composición, sitúa al personaje en el centro. Su mirada siempre es directa, con tensión y fuerza. Para ella no existe el momento decisivo, trabaja en continuo espacio temporal y obliga a los retratados a que sean conscientes de que están siendo retratados.
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Diane Arbus: “No sabía que era judía cuando era una cría. ¡No sabía que era desafortunado serlo! Como me crié en una ciudad judía y en una familia judía, y como mi padre era un judío rico y yo iba a un colegio judío, adquirí un firme sentido de irrealidad. Lo único que sentía era mi sensación de irrealidad”







Confundida y condicionada por su educación se plantea ceder su libertad como mujer a cambio de su libertad como fotógrafa.


Arbus: "Quiero fotografiar lo que es maligno".
Model: "Maligno o no, si no fotografías lo que te sientes impulsada a fotografiar, nunca harás fotografías"





En sus últimos trabajos se adentra en los sanatorios mentales para fotografiar a los pacientes. Da la impresión de que con esta decisión proseguía su bajada en espiral a la esencia del sujeto y a los infiernos. En muchas ocasiones Arbus ataviaba a los enfermos con máscaras, configurando cuadros estremecedores que remiten a Goya o a las ocasiones en las que el cine se ha valido de las máscaras, ya no sólo para ocultar al monstruo (del fantasma de la ópera al del Paraíso), sino para anticipar en forma de baile de máscaras un desenlace devastador.



En sus últimas fotografías de enfermos mentales, Arbus ya no pone títulos. Decían que en este periodo olía mal. Era capaz de pasar semanas sin ducharse en su afán de proximidad con el sujeto fotografiado: se impregnaba tanto de él, que el agua se volvía enemiga de esa esencia del otro que, en forma de olor, había retenido. Su exploración obsesiva de la condición humana a través del otro, como en El fotógrafo del pánico, acabó conduciéndola a la muerte.

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Comentario de Nancy Rojas Nvas:
Qué miedo y qué grandeza, todo en las fotografías de una mujer única como Diane Arbus.
Debemos de darle el valor del atrevimiento, no cualquier persona es capaz de reflejarla realidad de los que a veces no consideramos tan reales y tan mortales como nosotros.
Puede que las fotografías de Arbus sean terroríficas, feas, incluso grotescas, pero allí está su valor. Puede que al convivir con personas como ellas, con las que Arbus decidió vivir y morir, uno se de cuenta de la verdadera podredumbre que hay en las sociedades, en nuestras sociedades, donde todo intenta ser bello y no es más que falso y vergonzoso.

1 comentario:

Rocìo Rodrìguez L. dijo...

Bastante interesante, merecido reconocimiento a los artistas presentados, un Helmut Newton erótico y radical en su trabajo, impresionante el trabajo de Peter Witkin que como bien señalas pueden ser grotescas y hasta escabrosas, pero definitivamente llenas de un ambiente que solo Witkin podría retratar.

Concuerdo contigo en tu observación hacia la imagen de Alicia ese rostro que pareciera contener una mujer dentro, enigmático, retador e incitante…
Y sí, definitivamente Diane Arbus debe ser considerada como una mujer - fotógrafa única, excepcional en lo que hacia y que siguió con su pasión y concepto de arte hasta el ultimo…definitivamente para asombrarse..

La verdad me agrado mucho tu blog, merito por haberla realizado sola, felicidades!

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http://www.peliculasdelcinemexicano.blogspot.com/