miércoles, 21 de noviembre de 2007

Mujeres + Sexo + Fetichismo = Helmut Newton (De nuestro simposio en clase)

Helmut Newton, fotógrafo de modas.
Judío nacido en Berlín en el año 1920, estudió fotografía de moda y teatro. Huyó de su patria hacia Singapur en diciembre de 1938 un mes después del comienzo de la persecución nazi. Eventualmente se estableció en Australia, donde adquirió la ciudadanía y cambió su apellido. En 1961 se trasladó a París y más tarde a Mónaco. A partir de ese momento trabajó para grandes clientes y revistas, entre las que se incluyen Jardin des Modes, Nova, Queen, Stern, Marie Claire, Elle, Vogue, Vanity Fair y Playboy.

En 1971, después de un ataque cardiaco que, según propias palabras, “le cambió la vida”,
su obra adquirió otro enfoque y vitalidad. Newton fue un pionero en el mundo de la fotografía de modas. La serie Big Nudes que constituyó su marca personal, presentaba impresionantes imágenes de mujeres dominando a la cámara en vez de presentarlas como un mero tema.
Entre las personalidades fotografiadas por Newton se encuentran Paloma Picasso, Pierre Cardin, Naomi Campbell Jean Marie LePen y Claudia Schiffer.












Aunque Newton también fotografió celebridades con ropa y escenas de la naturaleza, prefería fotografiar mujeres usualmente vestidas con apenas algo más que unos zapatos de tacón alto. “Era un gigante”- dijo el fundador de Playboy, Hugh Hefner. “Tenía un gran talento que rebasaba los límites de la fotografía influyendo a muchos otros fotógrafos de las siguientes generaciones”.
Siempre inmerso en un ambiente frío, erótico y hasta fetichista, Newton frecuentemente alarmó a las feministas y personas con sensibilidades menos atrevidas. Una leyenda hasta su muerte, el aclamado fotógrafo murió el 23 de enero del 2004, al perder el control de su Cadillac y estrellarse contra un muro en la entrada del famoso hotel Chateau Marmont, situado en Hollywood. Tenía 83 años de edad.
Sus complejas composiciones, de sofisticación sutil, agresividad y elegante erotismo, ejercieron una fuerte influencia en la fotografía publicitaria, de moda y erótica.
Analizando la obra Newtiana
El fotógrafo alemán relató en su autobiografía, publicada en 2002, que cuando tenía 15 años le dijo a su padre, dueño de una fábrica en Berlín, que quería ser fotógrafo. “Terminarás en la calle –sentenció el progenitor- solamente piensas en chicas y en fotos”. En el mismo prólogo, Newton declara que su fascinación por las mujeres venía desde que era un niño y recordó ver a su niñera “arreglándose para salir, medio desnuda frente a un espejo”, calificó este momento como determinante en su vida, esta fue su primera fotografía, sin cámara, sólo mental.

En el año 1981 en París, Helmut Newton tomaría la fotografía llamada
“Self-Portrait whit wife and model”. Con esta fotografía es posible interpretar que lo que Newton hizo fue convertir aquella toma mental de su niñez en algo físico: una niñera desnuda, un espejo, él. Pero, agrega un par de elementos: su cámara fotográfica y su esposa. El primer nuevo elemento puede aparecer como necesario, pues sin él no hay fotografía, sin embargo, la foto también pudo tomarse sin que la cámara apareciera en ella. Así, el significado puede ser otro: la cámara cubriendo la cara del artista es la realización de su deseo de ser fotógrafo, ese deseo y objetivo que se encontró con muchos obstáculos, pero que en ese momento, el año 1981, ya era un logro.
El segundo nuevo elemento: su esposa; éste pudo significar para Newton la lograda aceptación que su padre no le dio a su carrera. Su esposa en la toma es además la aceptación de los demás: la sociedad que en un principio tanto criticó el erotismo con el que trabajó. La realización de sus sueños, deseos, metas del fotógrafo se logran en esta escena, el cenit de su carrera había llegado y él lo retrató: una mujer desnuda, un espejo, las piernas de otra mujer desnuda con sus siempre fetichistas tacones, su cámara, él y su esposa, contemplando su cuidadoso trabajo.
Un segundo intento de análisis acerca de la obra de este artista posmoderno se basa en el estudio del “Newton fetichista”.
Definido por la psicología como “devoción hacia el deseo, consistente en desviar o acentuar la atracción por una persona atribuyendo carga erótica a los objetos e imágenes que la representan”, el fetichismo es una característica frecuentemente empleada artistas contemporáneos y que Helmut supo explotar en la mayor parte de su obra fotográfica.
El fetichismo implica una manifestación erótica en la cual las necesidades y fantasías sexuales de una persona se encauzan utilizando ciertas partes del cuerpo o de objetos que representan simbólicamente al ser amado. Helmut sabe que este fetichismo es común a su sociedad, aunque no es ni aceptado ni demostrado tan fácilmente.

Zapatos de tacón, collares o accesorios de este tipo, automóviles de lujo, un monóculo, pieles, un cigarrillo, antifaces, un bastón, medias e incluso un arma o una mujer vistiendo ropa de hombre son los fetiches más comúnmente empleados por este fotógrafo australiano. El erotismo y el fetichismo eran dos elementos que Helmut Newton ataba de una manera muy natural. Las fotografías de este artista fetichista encuentran su carga más erótica en toda ese clase de objetos costosos, brillantes, lujosos, glamorosos; esos objetos con los que un hombre o una mujer desean tener o simplemente ver en la pareja durante una relación sexual; objetos que otorgan poder y a los que se les da poder.
Por último, y precisamente por este fetichismo utilizado, podemos considerar a Newton un personaje sadeano, que no sádico.

El personaje sadeano es un ser pensante que ocupa la razón en pensar lo prohibido, porque trata de pensar eso que se trata de no pensar en sociedad, por ello se manifiesta abiertamente en contra de lo establecido, y por eso se le califica también como libertino, pues lleva su libertad más allá de lo establecido como normal por el orden simbólico.

Helmut trazó un parteaguas con sus fotografías de moda. Se permitió retratar lo no establecido en pleno siglo XX. Asumió la libertad de entrar en los ojos del espectador y hablarle de temas que ya existían, pero que no se aceptaban con naturalidad, sobre todo girando alrededor de las mujeres: una mujer que asume el poder de su sexo; que se desnuda sin pudor ni miedo; homosexualidad; mujeres con armas, fumando, embriagándose; una llamada “alta sociedad” que cae en los excesos, en la banalidad.
El personaje sadeano se permite situaciones donde el exceso y las irregularidades ocurren únicamente por un trabajo de reflexión muy intensa acerca de lo que es lo establecido (“vicios privados, virtudes públicas”), quién lo establece y por qué. Eso hizo Newton, ir más allá de la superficialidad, descubrir cómo era su sociedad, para así saber qué fotografiar. Se volvió cómplice de su espectador, del que observó sus fotografías y tal vez las criticó y rechazó; pero, que encontró cierta identificación con lo prohibido de las imágenes.





De esta manera llegamos al final de nuestro breve “análisis newtiano”, del cual podemos concluir que la obra de Helmut Newton tiene suficiente valor para calificarlo de único en su tipo.
Desde su nacimiento la cámara fotográfica buscó ser un registro de la realidad, y sin embargo no siempre cumplió este propósito. Los fotomontajes, las poses, los escenarios empleados sobre todo por la fotografía artística y de modas rompieron el camino entre lo real y lo “bello”. Pero siempre habrá alguien que rompa con las reglas. Newton lo logró.
Cero poses, cero superficialidad, siempre encontró el espectro interior de cada una de sus modelos y lo captó.
Newton basó su reputación en la elegante seducción de sus trabajos en el mundo de la moda, en la provocación sexual y en el glamour y la extravagancia de sus retratos de los personajes más bellos, privilegiados, ingeniosos y célebres.

Para él, la fotografía era un proceso de investigación infinito y global, probablemente una manera de confirmar y consolidar su identidad, es por eso que analizar su obra es un gran trabajo.
Helmut Newton, el personaje fetichista, el personaje fríamente erótico, el personaje sadeano. Pero sobre todo, Helmut Newton, el posmodernista, fotógrafo de lo “diferente”.



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Comentario de Nancy Rojas Nvas:
Cómo no decirlo, y recibiré cualquier tipo de crítica por mi siguiente comentario, y asumo la responsabilidad que conlleva mi palabra. Pero, para mí, Helmut Newton es de los mejores fotógrafos de todos los tiempos y el mejor en fotografía de moda.
Excéntrico, original, realista, atrevido, sensual, sexual, frío, erótico, de actitud perversa y fetichista… Todo eso y más, así es Newton y así son sus fotografías.
Una leyenda rodeado de leyendas… El fotógrafo de la no-hipocresía; el que frente a una modelo de actitud vanidosa, sumisa y banal no hacia mas que llamarla “puta, perra, zorra” y otros adjetivos agresivos, y todo para encontrar a esa mujer verdadera, la de actitud desafiante, altiva, defensiva… real, como todas deberíamos ser siempre.
No necesitó enmascarar a sus personajes, ni captarlos de noche, ni pedirles una pose o hacerlos ver la cámara siempre, ni siquiera tuvo que hablarles bien ni convivir mucho con ellos. Sólo así, una palabra que le quitara las máscaras a esas mujeres hermosas de cuerpos favorables y para que fueran ellas frente a Newton y ya. Y retrato a grandes personajes, a importantes modelos, a mujeres hermosas y también criticó a la burguesía, y se burlo de ellos.
El gran Helmut Newton, y su nombre lo dijo todo y lo seguirá haciendo, porque no habrá otro que lo pueda superar.

Dolor… Dolor… Robert Mapplethorpe


Robert Mapplethorpe fue un fotógrafo estadounidense, uno de los más controvertidos de este siglo debido a la dureza del contenido de parte de su obra.






Nació en el año de 1946, en Queens (Nueva York) y se formó en el Pratt Institute of Art. Después de estudiar pintura, dibujo y escultura se dedicó a la fotografía. Sus primeros trabajos en este campo fueron collages hechos con fotos tomadas de revistas y recubiertas con pintura pulverizada. Más tarde, comenzó a hacer sus propias fotografías con una cámara Polaroid.







En 1976 organizó su primera exposición individual y para la siguiente cambió a una cámara de gran formato. En 1977 presentó, mediante composiciones clásicas y fondos convencionales, fotos de hombres desnudos o adornados con una referencia sadomasoquista.



A pesar de lo escandaloso de los temas, alcanzó gran popularidad y recibió una excelente acogida por parte de la crítica. En otras muestras presentó fotos de flores, así como retratos de personajes célebres. Utilizó nuevas técnicas y adquirió renombre por sus experimentos con la luz y el color.


Mapplethorpe expuso en la galería Corcoran de la ciudad de Washington (1978), el Museo de Arte Moderno de París (1983) y el Museo Whitney de Arte Americano de Nueva York (1988). Otra exposición, programada para la Corcoran, se canceló debido a su contenido pornográfico y a que ponía en peligro por ello los fondos estatales de la galería. Cuando presentó su colección en Cincinnati, el director del Contemporary Arts Center fue detenido por exhibición de contenidos obscenos, aunque posteriormente fue absuelto.




Robert murió en el año 1989, a causa del SIDA.






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Comentario de Nancy Rojas Nvas:
Robert Mapletrhorpe dedicó su carrera fotográfica a retratar sentimientos tan difíciles como el dolor, y presencias tan controversiales como el sexo.
Y, sin embargo, sus fotos tienen una limpieza espectacular. Si algo tiene la obra de Mapletrhope es que hacen que uno se sienta vivo porque eso que el retrata se siente, se siente el dolor de sus fotografías y se siente la armonía de un cuerpo de proporciones definidas.
Una vida loca con sus respectivas aventuras rodearon a Robert Maplerthhorpe, y creo que el quiso presuntuosamente regalarnos un poco de ello.

El hombre de las obras mutiladas: Joel Peter Witkin



Nacido en Neva York en 1939, hijo de padre judio y madre italiana católica practicante, él fue educado como católico. Tiene un hermano gemelo que es pintor, para el que llevó algunas imágenes de personas deformes (una hermafrodita, un hombre con tres piernas y una enana gallina) que él utilizó en sus cuadros.
El norteamericano Joel-Peter Witkin es uno de los fotógrafos contemporáneos más revulsivos, heredero de la cálida crudeza de Diane Arbus y Weegee. Y empujado por su incesante búsqueda de deformidades, mutilaciones y cadáveres.


La fotografía de Witkin causó grandes controversias en la década de los ochenta del siglo pasado debido a los temas que éstas abordaban. Sus obras, una mezcla de terror, erotismo e incluso de sadomasoquismo, son conseguidas con la utilización de cadáveres a veces mutilados (conseguidos en la morgue, como es el caso de su trabajo "Hombre De Vidrio", en la ciudad de México), hermafroditas, personas vivas con alguna deformación que reflejaran imágenes monstruosas, (tratadas con extrema dignidad), cabezas cortadas, obesos, enanos, animales.


"Me gusta trabajar con personas únicas" – Witkin

Siempre muy sombríos, sus trabajos producen sensaciones extrañas tanto de rechazo como de desconcertante atracción.


“He visto cientos de personas sobre las losas de la morgue, pero una mujer hermosa es muy impactante, es ver claramente la evidencia de lo que fue una vida” – Witkin


“Si Giotto viviera sería fotógrafo, no pintor, porque éste es el arte de nuestro tiempo. Creo que él fotografiaría los mismos sujetos que yo. Él creería en lo que yo creo.” – Witkin

“Los conocedores saben que mi obra esta basada en la necesidad de crear imágenes de amor y redención” – Witkin


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Comentario de Nancy Rojas Nvas:
Joel Peter Witkin, el hombre que se atrevió a jugar con el cuerpo, a crear con el cuerpo, a mutilar el cuerpo sin vida para convertirlo en un ser fotográfico.
Retratar a la muerte e intentar que ésta se vuelva parte de algo real es lo que Witkin logró con sus imágenes. Son sus fotografías una presencia grotesca y al mismo tiempo una invitación a verlas en cada uno de sus detalles. ¿Cuántos de nosotros iríamos a la morgue a comprar un cuerpo para mutilarlo y crear todo un escenario artístico sólo para él?... Pocos, seguro que muy pocos.

Brassaï… No se engañen, es más que “la noche”


Brassaï, nombre profesional de Gyla Halasz (1899-1984), fotógrafo francés, nacido en Brassó, Hungría.
Llega a la fotografía como autodidacta, comienza estudiando bellas artes en Budapest (1918-1919) y Berlín (1920-1922). En 1924 se trasladó a París como periodista y en 1925 entabló relaciones con Eugène Atget, quien se convertiría más tarde en una referencia constante.
Primeramente trabaja como periodista, solicitando fotografías para acompañar sus artículos a fotógrafos.





Las primeras fotografías, publicadas en 1933, eran escenas de las calles parisinas, de los puentes y de los turistas. Más tarde comenzó a fotografiar a personajes de la noche: coristas, borrachos, amantes, prostitutas, criminales, a los cuales retrataba desde un punto de vista imparcial.



También fotografió a muchos de sus amigos artistas, incluidos Salvador Dalí, Pablo Picasso, Henri Matisse, Alberto Giacometti y a muchos de los prominentes escritores de la época como Jean Genet y Henri Michaux.




"La noche sugiere, no enseña.
La noche nos encuentra y nos sorprende por su extrañeza; ella libera en nosotros las fuerzas que, durante el día, son dominadas por la razón..."
(Brassaï)


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Comentario de Nancy Rojas Nvas:
Las fotografías de Brassaï son la noche en París. Sin embargo, van más allá de un tiempo,de un momento y de un lugar, son en realidad una parte de la vida. La noche es el lugar el espacio donde la gente es real, sin inhibiciones, sin prejuicios, sólo es.


Brassaï es el pionero de la fotografía de noche, de la vida oculta, del misterio de la verdad, del frío que cubre las calles y el calor que se sube en los cuerpos. No se engañen, es más que la simple nuit… la noche es vida, Bassaï su testigo.


Lewis Carroll y su amada Alicia


Lewis Carroll es el seudónimo de Charles Lutwidge Dodgson, un escritor, matemático y lógico inglés, conocido principalmente por su inmortal creación Alicia en el país de las maravillas.
Carroll nació en Daresbury (Cheshire), el 27 de enero de 1832, y estudió en Rugby y en Christ Church (Oxford). En 1865 publicó con su seudónimo Alicia en el país de las maravillas. Su continuación, A través del espejo y lo que Alicia encontró allí, se publicó en 1872.






Los cuentos de Alicia, que han hecho célebre el nombre de Lewis Carroll en todo el mundo, fueron escritos originalmente en 1862 para Alice Liddell, hija de Henry George Liddell, deán de Christ Church, quien llegó a Christ Church en 1856, trayendo con él a su joven esposa y a sus hijas, que tendrían un importante papel en la vida de Dodgson.






Lewis entabló una gran amistad con la madre y especialmente con las tres hijas: Lorina, Alice y Edith. Parece ser que se convirtió en una especie de tradición para Dodgson llevar a las niñas de picnic al río, en Godstow o en Nuneham.

Fue en una de estas excursiones, concretamente, según sus diarios, el 4 de julio de 1862, cuando Carroll inventó el argumento de la historia que más tarde llegaría a ser su primer y más grande éxito comercial.





En el mismo año de la llegada de Alicia, 1856, el inglés descubrió una nueva forma de arte, la fotografía, primero por influencia de su tío Skeffington Lutwidge, y más tarde de su amigo de Oxford, Reginald Southey y del pionero del arte fotográfico Oscar Gustav Rejlander.



Se calcula que algo más de la mitad de su obra conservada está dedicada a retratar a niñas que posaron para él con diversos disfraces y en ocasiones también desnudas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que menos de un tercio de la totalidad de su obra se ha conservado.


La niña que más veces le sirvió de modelo fue Alexandra Kitchin, hija del deán de la catedral de Winchester, a la que fotografió unas cincuenta veces desde que tenía 4 años hasta que cumplió 16. En 1880 intentó fotografiarla en traje de baño, pero no se le permitió. Se supone que Carroll destruyó o devolvió las fotografías de desnudos a las familias de las niñas que fotografiaba. Las fotografías y esbozos de desnudos que Lewis realizaba alentaron la suposición de que tenía tendencias pedófilas.




Lewis Carroll abandonó la fotografía en 1880, al parecer por las críticas recibidas por sus retratos de niñas pequeñas.

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Comentario de Nancy Rojas Nvas:
¿Ustedes lo ven?... Esa niña, Alice. Siempre me ha parecido una mujer encerrada en el cuerpo de una niña. Su mirada es tan directa, tan sobria, incluso me parece hermosamente retadora. Es como si entre Alice Liddell y el fotógrafo (Lewis Carroll) hubiése una complicidad tan extraordinaria y mítica que ella puede decirle tanto con verlo. Tengo entendido que Lewis fotografiaba con una cámara de las que aún se tenían que apoyar a la altura del pecho. ¿Ella ve la cámara?... Yo creo que no, yo creo que lo ve a los ojos.
En mi opinión Lewis no es un “súper” fotógrafo, definitivamente lo que a mí me atrae, lo que amo de éstas fotografías es la actitud de esa mujer en el cuerpo de la niña.


Diane Arbus, fotógrafa de freak’s


De soltera Diane Nemerov (1923-1971), fotógrafa estadounidense nace en el seno de una adinerada familia judía de Nueva York. A los 14 años comienza su relación con Allan Arbus, con quién se casaría cumplido los 18 años. En los años cuarenta, los Arbus se dedicaron a la fotografía de moda.
Entre 1955 a 1957, Diane Arbus toma clases con la fotógrafa austriaca Lisette Model, ejerciendo una gran influencia en el camino que más tarde tomaría. En esta época se divorcia de Allan, independizándose en su trabajo. La década del sesenta fueron sus años más productivos.
En 1971, después de una larga depresión, Diane Arbus se suicida. Sus trabajos se publicaron en revistas y en el libro Diane Arbus (1972) y fueron expuestos en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA, 1965, 1967, la retrospectiva de 1972).
Influenciada por Model y la película Freaks ("La parada de los monstruos" o "Fenómenos") de Tod Browning, Diane Arbus eligió a personas marginales para sus fotografías: gemelos, neoyorquinos excéntricos, gente del mundo del circo, dementes y todo tipo de población marginal.



Los personajes miraban directamente a la cámara, lo que hace que el flash revele sus defectos. Su intención era producir en el espectador "temor y vergüenza". Pionera del flash de relleno (flash de día), la fotografía de Diane representa lo normal como monstruoso, provoca que la gente presuntamente normal aparezca como anormal. Rompe la composición, sitúa al personaje en el centro. Su mirada siempre es directa, con tensión y fuerza. Para ella no existe el momento decisivo, trabaja en continuo espacio temporal y obliga a los retratados a que sean conscientes de que están siendo retratados.
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Diane Arbus: “No sabía que era judía cuando era una cría. ¡No sabía que era desafortunado serlo! Como me crié en una ciudad judía y en una familia judía, y como mi padre era un judío rico y yo iba a un colegio judío, adquirí un firme sentido de irrealidad. Lo único que sentía era mi sensación de irrealidad”







Confundida y condicionada por su educación se plantea ceder su libertad como mujer a cambio de su libertad como fotógrafa.


Arbus: "Quiero fotografiar lo que es maligno".
Model: "Maligno o no, si no fotografías lo que te sientes impulsada a fotografiar, nunca harás fotografías"





En sus últimos trabajos se adentra en los sanatorios mentales para fotografiar a los pacientes. Da la impresión de que con esta decisión proseguía su bajada en espiral a la esencia del sujeto y a los infiernos. En muchas ocasiones Arbus ataviaba a los enfermos con máscaras, configurando cuadros estremecedores que remiten a Goya o a las ocasiones en las que el cine se ha valido de las máscaras, ya no sólo para ocultar al monstruo (del fantasma de la ópera al del Paraíso), sino para anticipar en forma de baile de máscaras un desenlace devastador.



En sus últimas fotografías de enfermos mentales, Arbus ya no pone títulos. Decían que en este periodo olía mal. Era capaz de pasar semanas sin ducharse en su afán de proximidad con el sujeto fotografiado: se impregnaba tanto de él, que el agua se volvía enemiga de esa esencia del otro que, en forma de olor, había retenido. Su exploración obsesiva de la condición humana a través del otro, como en El fotógrafo del pánico, acabó conduciéndola a la muerte.

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Comentario de Nancy Rojas Nvas:
Qué miedo y qué grandeza, todo en las fotografías de una mujer única como Diane Arbus.
Debemos de darle el valor del atrevimiento, no cualquier persona es capaz de reflejarla realidad de los que a veces no consideramos tan reales y tan mortales como nosotros.
Puede que las fotografías de Arbus sean terroríficas, feas, incluso grotescas, pero allí está su valor. Puede que al convivir con personas como ellas, con las que Arbus decidió vivir y morir, uno se de cuenta de la verdadera podredumbre que hay en las sociedades, en nuestras sociedades, donde todo intenta ser bello y no es más que falso y vergonzoso.